_____________________
Por Carolina Lozada
Dicen que la literatura puede funcionar como oráculo, como un vigía avizorador de futuras suertes o tempestades. No sé si la literatura tenga esa propiedad vidente; tal vez sea la historia del hombre la que le gusta armarse de reincidencias. Los ejemplos ocurren a diario, la historia es tan poco novedosa que no debería causar extrañeza el resurgimiento de antiguas ceremonias.