Clévert Mora y las larvas de la psiquis
Por Daniel Arella
Putrefacción, fermentación, moho, vaho, orines, desvanecimientos, desgastes, vuelta a la tierra invertida desde el cielo derramado sobre el alma. Lo telúrico se esconde bajo lo subyacente de una esperanza carcomida por las larvas de la psiquis: el origen es un asalto de la conciencia contra la vida. Paul Eluard decía que existen otros mundos pero todos están dentro de este. Para Clévert Mora (Joven poeta y pintor, nacido en 1991), mundos alternativos se fundan —simultáneamente— a partir de la putrefacción de éste, como si bajo la refulgencia de sus larvas, el poeta intuyera la organización de un ciudad mitológica sepultada. Un mundo que se configura a través de la desaparición de un referente insoportable, de cuya negación se enuncia una poética de la anulación evolutiva del hombre, para así dar marcha a una escritura desterrada de la memoria, que sirve de abono a una eternidad muy parecida a la muerte. Muestra de ello son los siguientes poemas inéditos.
Cuerpo de soya
reñido por fermentación
y cubierto del retoño del gusano.
Así se conjuga la necesidad de follar
cuando la primavera se hace fugas
y se ve la entrada mentirosa
del otoño pueril.
*
Las profundidades de anclas
regurgita el vaho de la tierra
desde donde
el moho
forma las páginas
de desvanecimiento de otros mundos
*
Vivimos el recuerdo
porque no soportamos el momento
*
Desde la putrefacción de los estantes
de mares célibes
se sustraen los orines de niños en conjunción con el llanto
dando vista a la hebra
de otro sustrato
similar al mundo.
*
El más efímero de los cuerpos celestes
se interesa por alguna sonrisa mágica.
*
Moriré actuando mi muerte
Imagen: Salvador Dalí. “Niño mirando el nacimiento del nuevo hombre”/ "Soledad paranoico-crítica"