Por Simon Horsten
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Un texto literario es un ser vivo. Cada lector de un poema, una novela o un cuento es un dios que le da vida instantánea a lo que está leyendo. No hace falta que un autor esté vivo para que sus escritos tengan alma. De esta manera, un estupendo texto concebido hace más de dos mil años puede ser más actual que un poema mediocre escrito en el año 2010.
Hagamos la prueba: algunos de los textos más comentados y leídos de la literatura occidental son las tragedias griegas, escritas en Atenas en el siglo V a. C. Entre esas tragedias destacan quizás dos obras de Sófocles: Edipo Rey y Antígona. Las dos hablan de la desdichada familia de Edipo: sus padres, esposa y sus cuatro hijos: Etéocles, Polinices, Ismene y Antígona.
Antígona relata los hechos dramáticos que ocurren en el palacio de la ciudad de Tebas, justo después de que los príncipes herederos (Etéocles y Polinices) se mataran entre sí. Creonte, el nuevo timonel de Tebas, (tío de los jóvenes muertos), dicta un decreto que prohíbe el entierro ritual de Polinices, quien había atacado la ciudad. Frente a la voluntad de Creonte se opone Antígona, hermana de los difuntos. Antígona, al dar sepultura a Polinices, da voz a su amor y a las leyes divinas, y Creonte se ve obligado a mandarla a matar. Él representa las leyes políticas, la voz del gobernante.
Los esfuerzos del vidente Tiresias y de Hemón, hijo de Creonte , no logran convencer al prócer tebano de que no mate a Antígona y la historia no puede sino terminar con la muerte de casi todos los protagonistas.
Ahora bien, en el curso de la historia, un sinnúmero de lectores han interpretado a Antígona; pero en Mérida también tenemos unos tremendos lectores de ese texto. Son los actores de Prosopon et Ius, que ya tienen cuatro años presentando la obra y que van a presentarla otra vez el miércoles que viene en el Teatro César Rengifo. Los actores que interpretan un texto, no pueden ser malos intérpretes, pues serían malos actores.
Veamos lo que tienen que decir sobre sus personajes; sobre su visión de la obra. ¿Qué tal son como lectores? Empecemos por el director del grupo, Carlos Danez, quien interpreta el personaje de Tiresias.
Carlos Danez: “Antígona, como todas las tragedias, nos habla de la condición humana, de la esencia universal que nos une a los venezolanos de hoy con los antiguos griegos y con los ingleses del siglo XVI. Pero quizás más que en otras tragedias, en Antígona están muy visibles dos distinas fuerzas fundamentales del ser humano: la de la vida y la necesidad de la organización social y la política (representada por Creonte); y la fuerza de la muerte, del amor —Eros— y del individuo que se ve más como individuo que como súbdito (representada por Antígona). Esas dos fuerzas son de todos los tiempos.”
Completa sensualidad
Carolina Peña da forma a Antígona, la protagonista. Veamos si le gusta su papel.
Carolina Peña: “Claro que sí, ¡como no! Es el personaje más fuerte que he interpretado en mi vida, y es el que más me ha enseñado sobre mí misma.”
¿Cómo es eso?
Carolina Peña: “Antígona es una persona muy segura, alguien que sabe que hay cosas más importantes en la vida que la vida misma. Está dispuesta a morir por amor a su hermano. ‘Mi corazón no está hecho para compartir el odio, sino amor’, dice en alguna parte. Al mismo tiempo, siente una gran necesidad de expresarse, de explicarse y de gritarle a todo el mundo lo que es importante para ella. Me impresiona lo valiente que es, me encanta su fuerza. Incluso, a veces me quedo casi sin aire después de haberla interpretado. Y también me parece importante que hayan personajes femeninos con una fuerza así, creo que cada sociedad siempre necesita ejemplos de figuras como Antígona, que combina una tremenda fuerza con una completa sensualidad.”
¿Un malvado de primera clase?
El antagonista de la obra es Creonte, el hombre que se opone a la fuerza de Antígona —aunque sí le agrada esa sensualidad de que habla Carolina. ¿Cómo ve Alí Azacón a su personaje, que a primera vista parece meramente un tirano?
Alí Azacón: “Mira, hace cinco años hice el papel de Ricardo III, en la tragedia de Shakespeare. Ése sí es un personaje completamente podrido y malo, un malvado de primera clase que mataba por el placer de hacerlo. Ahora, Creonte es mucho más humano, hasta más débil quizás. Él sólo quiere ser un buen gobernante, y su tragedia es que para lograr eso, está convencido que tiene que mandar a matar a su propia sobrina, la prometida de su hijo. Lo que no ve es que así, haciéndose tan intransigente, prepara la caída inevitable de toda su familia. Incluso creo que el personaje más trágico de ésta obra no es Antígona, sino Creonte.”
Vemos pues que cada actor vislumbra matices en su personaje que no siempre se detectan en una primera lectura. El personaje más importante que nos falta después de Antígona y Creonte, es Ismene, el papel de Adriana Márquez.
Es duro sobrevivir
Ismene es la hermana de Antígona. ¿Cómo se diferencia de ella?
Adriana Márquez: “Bueno, las dos son muy distintas desde el principio: Antígona quiere morir por su hermano y no está dispuesta a reconciliarse con nadie, mientras que Ismene es más cuidadosa, también quiere muchísimo a sus hermanos muertos, pero quiere seguir viviendo. Es por eso que creo que Ismene es uno de los personajes más reconocibles, más comprensibles de la obra.”
“Lo que a mí me interesa es precisamente la relación con Antígona. En realidad, lo que hace Ismene por Antígona es muy parecido a lo que hace ésta por Polinices: trata de salvarla, y por puro amor. Es por mi hermana que intento seducir a Creonte y que finalmente termino siendo la única viva de toda la familia. Lo arrecho es que Antígona, terca y fuerte como es, no le para a Ismene. Así que Ismene, como lo veo yo, termina más sola que su hermana. Sobrevivir cuando todos los que amaste están muertos, es más duro que morir por amor.”
Es evidente: distintos lectores, diferentes intepretaciones. Cada actor parece considerar a su personaje como el más importante, no por vanidad, sino porque lo han estudiado profundamente y entienden con claridad el paisaje matizado en que actúa el personaje.
Vale la pena comparar lecturas, discutir intepretaciones y darle vida a textos que son tan antiguos como nuestra civilización. Vale la pena leer una obra con los ojos de un personaje, y después con los de otro. Vale la pena creerse un dios, leyendo literatura.
Antígona se representará el miércoles 10 de noviembre a las 7 pm en el Teatro César Rengifo. Sólo para mayores de edad. Más información: prosoponetius.wordpress.com
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