Los godos de la “muy noble y leal” ciudad de Nueva Zamora de la Laguna
de Maracaibo, no eran más que hijos de colonos españoles con aires de
aristócratas, llenos de prejuicios, que –no lo digo yo, lo dice la
historia- apoyaban la monarquía en vez de la causa independentista
entre los siglos XVIII y XIX. Hijos de funcionarios, sacerdotes y
militares, que al mismo tiempo eran comerciantes y dueños de hatos,
prosperaron en una tierra alejada de la “capital” y cerca del
contrabando que practicaban, argucias de por medio, con los holandeses
y otros agentes de las islas del Caribe. Vale decir que por un lado
defendían los derechos del rey, continuar bajo su égida protectora, y
por otro lado se burlaban de las autoridades reales. No pagar
impuestos o evadirlos es una práctica muy antigua. Cuando se declara
la independencia de Venezuela, las provincias de Maracaibo, Coro y
Guayana permanecen fieles y acuden a la Cortes Generales y
Extraordinarias de la Monarquía Española para satisfacer y ratificar
cuantas veces sea necesario el juramento de fidelidad y obediencia que
tienen prestado al rey Fernando VII. Más o menos así escribieron en
los documentos de la época y es que la historia está allí para ser
leída e interpretada; podríamos justificar el regionalismo
argumentando que fue producto del aislamiento por razones geográficas
con respecto al resto del país. De hecho el voseo se explica por esta
especie de endogamia cultural que denigraba de los que habitaban el
centro del “país”. La xenofobia se cultiva en el aislamiento y produce
una serie de comportamientos que con el maceramiento que produce el
tiempo se convierten en costumbres. ¡Cántame una gaita hermano! Esto
podría darnos LUZ acerca de ciertas realidades -resultados-
electorales de la actualidad, por qué el morrocoy no sube palo ni que
le pongan horquetas.
Los godos de las provincias se parecen todos, aficionados a los doce
apellidos y a un linaje de culos negros, desprecian a los mestizos y a
los indígenas quienes conforman la mano de obra. El trabajo manual es
para la plebe y en eso se les va la vida cultivando el ocio y los
oficios propios de la clase. Los ricos dueños de haciendas tenían sus
esclavos y toda casa de gente de bien se preciaba de tener sus negras
(negros) para el servicio interno. No lo digo yo, lo dice la historia.
Desde aquellos años no tan remotos vienen los deseos de esta
“provincia” de independizarse del resto del país, de hecho así lo fue
en un momento cuando fue nombrada “la muy noble y leal” y con
autorización expresa de poder añadir estas palabras a su blasón que
contenía dos columnas y un navío en el centro. Estos deseos de
“independencia” del Zulia continuaron a todo lo largo de nuestras
luchas intestinas y hasta el sol de hoy se escuchan voces aventureras
-y agoreras- que así lo propalan, sólo que ahora los intereses son
otros y muy peligrosos para la soberanía nacional.
Creo que ha llegado el momento de revisar y cambiar una serie de
símbolos que no tienen nada que ver con la república y mucho menos con
los nuevos tiempos; no lo decimos por un afán reformista y mucho menos
por la nueva coyuntura -proceso- política que mueve los cimientos del
país, lo decimos por sencilla razón de lógica, de ética como diría el
recordado profesor de filosofía Américo Goyo Chávez. El país es uno y
debemos decir que cualquier aventura separatista -eso viene y los
godos de ahora se están preparando- es simplemente una traición a la
patria, una vulgar patraña para entregarle el petróleo a las
transnacionales. Los gringos siempre andan sedientos de aceite y
materias primas, sobrinas, tías, hermanas y son especialistas en
dividir, en separar. ¿Vos qué creéis o qué creéis vos?
Interesante tema... Y los Godos de Mérida? ¿Hay algún escrito que nos remita a tál pregunta?
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