Por Julieta Arella
Una presentación de José Alexander Bustamante
Universidad de Los Andes
Una presentación de José Alexander Bustamante
Universidad de Los Andes
Desde el Taller de lectura y compresión desarrollado por estudiantes de los primeros semestres de la Escuela de Letras, la obra Ficciones (1944) de Jorge Luis Borges fue leída, analizada y ejercitada a partir de sus interpretaciones: el azar, los espejos, el laberinto, la memoria, el tiempo, los mundos posibles, la reescritura.
El resultado final, un ejercicio de creación literaria a partir de una de sus nociones literarias, como el siguiente cuento de la bachiller Julieta Arella.
CADENA PERPETUA
Estudiante de Letras (ULA)
Yo me retiro, nuestros destellos andan en retroceso, todo es fantasía, alucinamos los besos, también la embestida fantasmal. Aquella enorme roca junto al río dormido no era una roca, allí estaban endurecidos los desvelos, la eterna soledad. Yo me retiro de la comedia angelical en donde retumban tambores en vez de arpas; el más sutil de los sonidos se despierta, se estremece con tu sola presencia. Has palpado la felicidad pero no te seducen los extremos, la felicidad suele ser angustiosa, cuestionable, demasiado voluptuosa también, has tocado fondo has estrellado la frente donde se refleja la luna, comprobaste que el fracaso te regocija, te acoge como a un amigo.
El hombre puede ser dos hombres o quizá más al mismo tiempo, uno de ellos puede que esté dormido y otro despierto, lo que no tenemos claro es en qué plano, en qué tiempo reconoces al dormido y al despierto, en qué maraña, en qué límite, no se da nunca el encuentro de dos almas incompatibles, compartiendo la misma esencia.
En fin, me limitaré a hablar de tu plano fantasmal, en donde siempre existes al mismo tiempo que estás conmigo; te condenaron desde el inicio de nuestro universo, te condenaron a amarme y a que yo pudiera amarte en demasía, porque de lo contraría siempre recordarías el pasado -igual que ahora- serías un inmortal errante en busca de la liberación plena.
Comenzamos hablando de poesía, de música, de instantes brutales de la vida y con infinita delicadeza me sumiste en un sueño en el que siempre fui protagonista, en principio todo era efímero, todo fantasía, un juego de palabras dislocándose jugando a lo que no se dice, palabras debatiéndose en el silencio contra el viento, el sol sucedía y paso a paso revelabas el misterio que nos unía. El tiempo transcurría, a veces me daba miedo tu presencia, pero mucho, más miedo me daba tu ausencia, porque en muchas ocasiones dejé de verte y quise perderme de ti, pero no podía tenía que saber el final de la historia, es decir el inicio donde nos condenan. En ocasiones en las que me retiré decidida, leí innumerables cartas que mandabas desesperado, cartas en donde me explicabas que tenías cuatrocientos años, y que aceptaste la condena para salvarme a mí de la cadena perpetua de ser un mártir, que yo también tengo tu misma edad y que la única diferencia entre los dos es que tu eres consciente de todas tus reencarnaciones, que recuerdas con pánico desde el inicio hasta lo último, y que en cada momento, en cada paso que diste por la eternidad mes has buscado y casi siempre me encuentras, siempre tenemos nuevos rostros y nos movemos en una línea de tiempo horizontal. Decías que el tiempo de nuevo nos jugaba sucio, pero que al igual que el tiempo tú también eras inmortal, decías que tu entrega era ciega y yo había sido capaz de despertar a un maniático soñador que estaba congelado en el infierno, que era yo la que podía hundirme en lo profundo de tus ojos y nadar en el océano de tu alma porque cuando estaba contigo las aguas se volvían mansas, lo único que necesitabas era el néctar desnudo de mi pureza y lo ibas a obtener así eso significara vagar y recordar eternamente.
No sé quien ha encontrado a quien, no sé en qué plano me estoy moviendo ahora, te miré a los ojos, tus ojos pronunciados y diletantes mostraban algo más que vida mucho más que muerte, tú mirada podía aniquilar la luna, quedé apresada con tus ojos, con tu mirada perversa y oculta; no había duda, te conocía de antes pero de antes de nacer.
Teníamos una conexión extraña pero genuina yo te regalaba versos y tiempo, estaba protegida en tu presencia, era como refugiarme en la mirada de un niño, día y noche tras noche pensaba en ti, se me erizaba la piel con solo imaginarte era como si debiese temerte, como si tu presencia jugara conmigo y revoloteara en todas mis imágenes. En las noches sordas y solitarias escuchaba tu voz murmurándome al oído no sé qué intentabas decir, solo sé que era tu voz inconclusa, martillabas en mi cabeza todas las noches, porque en ti se derraman todas las noches del universo, tu sombra se restregaba en mi cuerpo, y muchas veces no podía acordarme de tu rostro, pero tus ojos como los de un búho quedaron tallados en mi memoria.
Al verte aspirabas mi cuello y me decías: -Tu olor en espiral hace mis frases más cortas, tu olor penetra los sentidos de la cólera de mis secretos, me hace libre y soy yo de nuevo- podías pasar todo un día oliéndome, acariciándome la espalda tan suavemente que me hacías ligera como una pluma blanca.
Tu amor se volvió enfermizo, siempre lo había sido, o tal vez el verdadero amor es insoportable. Nunca conoceré a nadie con el corazón más grande que el tuyo, hacías todo lo que te pedía, todo absolutamente todo lo que pasaba por mi cabeza lo hacías como si leyeras mi mente; advertías mis fracasos, todas mis desilusiones y te convertiste en mi profeta del desastre.
Y como yo no te podía amar como tú me amabas a mí desde la asfixie de tus siglos principito sin planeta ni rosa, te pedí que me mataras, para ver si despierto en la muerte amándote.
FOTOGRAFÍAS: 1) Disponible en http://www.genelfourm.com.2/) Disponible en www. guzelresimler.net. 3) Diponible en http://www.chtal3nabi.com/.
ti di la espada de tu libertad.
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