Ramón Uzcátegui (Mérida, 1972) es poeta, músico. Lic. en Letras, docente de niños con compromisos cognitivos y estudiante de la XII Cohorte de la Maestría de Literatura Iberoamericana (ULA, Mérida). Su creación poética está plasmada en Sendas Calcinadas, Poemario de Luna Abierta, Cuadernos de la ciudad y el Reino de la Soledad. En 1996 Poemario de Luna Abierta ganó el Premio de Poesía de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAES) de la Universidad de Los Andes, y en el 2001 lo obtuvo Cuadernos de la ciudad.
Como poesía de nuestro tiempo-en términos de Octavio Paz- los versos de Uzcátegui no escapan de la soledad y la rebelión que busca el opuesto de aquella. En Poemario de Luna Abierta, los veinte sonetos que lo conforman revelan el deseo de acabar con el desencanto y la tristeza, de romper las cadenas imaginarias que imposibilitan el actuar del Ser. Si para Píndaro la luna “era el ojo de la noche” y para Horacio “la reina del silencio”, Ramón Uzcátegui fusiona ambas perspectivas para mostrar que noche y silencio son espacios de la soledad que provocan la imaginación y la fantasía, las mismas que definen lo estrafalario, fantástico o extravagante de sus voces poéticas. Éstas, como la luna en su único tiempo, la noche, y en su único imperio, el silencio, están sujetas a la ley universal del devenir, nacer y morir con el impulso amoroso del cuerpo.
La tarde tiene vientre de corales
y se ha dormido al tacto de una rosa.
Me envuelven las caricias de mi esposa
en el temblor aroma de sus sales.
He navegado a solas los raudales
de sus labios en hora silenciosa.
La tarde tiene olor a mariposa
y tú y yo con las penas laterales.
¿A dónde irá tu rastro de salmones?
¿a lo ancho de mi piel de dado en dado,
entre sombras, luceros y botones?
¿Al ocaso de un pecho enamorado?
Están en plenilunio los pezones
y me he quedado mudo en tu costado.
II
En esta noche de espesores bellos
Me estremece una araña. Si me ayudas
A tejer los vestidos de mis dudas
En el cerrojo añil de mis cabellos,
en esta noche de baúl y sellos,
¿cantará el grillo sobre piedras rudas?
¿La lumbre al pecho? ¿Las espaldas mudas
en el umbral espeso, en los destellos?
Me empujan las estrellas giratorias
a un fontanal de andamios florecidos.
Estoy sereno en este abril de norias.
Siento el costado abierto de latidos
y el aliento mojado de memorias.
¿Dónde besan mis labios desteñidos?
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