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Literatura y comunicación

domingo, agosto 15, 2010

“Están en plenilunio los pezones”


















     Una presentación de Jessica Labrador
Ramón Uzcátegui (Mérida, 1972) es poeta, músico. Lic. en Letras, docente de niños con compromisos cognitivos y estudiante de la XII Cohorte de la Maestría de Literatura Iberoamericana (ULA, Mérida).  Su creación poética está plasmada en Sendas Calcinadas, Poemario de Luna Abierta, Cuadernos de la ciudad y el Reino de la Soledad. En 1996 Poemario de Luna Abierta ganó el Premio de Poesía de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAES) de la Universidad de Los Andes, y en el 2001 lo obtuvo Cuadernos de la ciudad.
Como poesía de nuestro tiempo-en términos de Octavio Paz- los versos de Uzcátegui no escapan de la soledad y la rebelión que busca el opuesto de aquella. En Poemario de Luna Abierta, los veinte sonetos que lo conforman revelan el deseo de acabar con el desencanto y la tristeza, de romper las cadenas imaginarias que imposibilitan el actuar del Ser. Si para Píndaro la luna “era el ojo de la noche” y para Horacio “la reina del silencio”, Ramón Uzcátegui fusiona ambas perspectivas para mostrar que noche y silencio son espacios de la soledad que provocan la imaginación y la fantasía, las mismas que definen lo estrafalario, fantástico o extravagante de sus voces poéticas. Éstas, como la luna en su único tiempo, la noche, y en su único imperio, el silencio, están sujetas a la ley universal del devenir, nacer y morir con el impulso amoroso del cuerpo.

















XV
La tarde tiene vientre de corales
y se ha dormido al tacto de una rosa.
Me envuelven las caricias de mi esposa
en el temblor aroma de sus sales.
He navegado a solas los raudales
de sus labios en hora silenciosa.
La tarde tiene olor a mariposa
y tú y yo con las penas laterales.
¿A dónde irá tu rastro de salmones?
¿a lo ancho de mi piel de dado en dado,
entre sombras, luceros y botones?
¿Al ocaso de un pecho enamorado?
Están en plenilunio los pezones
y me he quedado mudo en tu costado.


II
En esta noche de espesores bellos
Me estremece una araña. Si me ayudas
A tejer los vestidos de mis dudas
En el cerrojo añil de mis cabellos,
en esta noche de baúl y sellos,
¿cantará el grillo sobre piedras rudas?
¿La lumbre al pecho? ¿Las espaldas mudas
en el umbral espeso, en los destellos?
Me empujan las estrellas giratorias
a un fontanal de andamios florecidos.
Estoy sereno en este abril de norias.
Siento el costado abierto de latidos
y el aliento mojado de memorias.
¿Dónde besan mis labios desteñidos?




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