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Literatura y comunicación

miércoles, octubre 06, 2010

Tantas lenguas, tantas islas

--------------------------------------------------------------- Por Simon Horsten
Decir que las palabras son un instrumento imprescindible para ver, sentir y entender el mundo y la vida que nos rodean, más que una idea es un tremendo cliché. Todos conocemos el falso cuento del esquimal que tiene cuarenta palabras distintas para la nieve, y por consiguiente posee “dedos más numerosos y sutiles para acariciarla minuciosamente desde ojos expertísimos”, como diría José Manuel Briceño Guerrero en Amor y Terror de las Palabras.
Pero eso no es todo. Poetas, locos y políticos nos muestran diariamente que muchas cosas no existirían si no fuese por el nombre. Es la palabra quien le da vida a la “cosa” —que en el libro de Briceño Guerrero no es sino una “indiferente y perezosa madrastra”. Lo relata también el alemán Stefan George en su poema Das Wort (“La palabra”): el narrador encuentra una joya preciosa en algún país lejano, pero cuando descubre que no existe una palabra apropiada para designarla, desvanece la joya definitavemente por entre los dedos del poeta. “Mirá,” afirma Cortázar en Libro de Manuel, “toda realidad que valga la pena te llega por las palabras, el resto dejáselo a los monos o a los geranios”.
Ahora, si tan sólo la falta de palabras puede haber efectos graves o grandes, ¿qué le pudiera pasar a un país sin escritores —sin literatura? La existencia de semejante país sería, por lo menos, dudosa. Tal puede ser el caso de Curazao, una isla a unos meros kilómetros de la costa venezolana, pero en nuestra mente más alejada que Argentina.
Curazao, a pesar de tener un paisaje linguístico tan variado como los paisajes reales de Venezuela, no está muy conocido por su literatura. Es decir, literatura en lengua castellana. Porque varios autores curazoleños llegaron a ser escritores de buena fama en el país colonizador que hace más de dos siglos conquistó Curazao a los españoles: Holanda. Hombres con nombres como Boeli Van Leeuwen, Tip Marugg, Frank Martinus Arion y —sobre todo— Cola Debrot, son considerados excelentes novelistas en lengua neerlandesa, una de las oficiales de Holanda y de Curazao.
Sin embargo, el neerlandés no sigue siendo el idioma más importante de la isla caribeña; el inglés, el español y más que nada el papiamento están reemplazando exitosamente a la elegante lengua del antiguo colonizador holandés. (Dicho sea que éste último sigue teniendo un vínculo significativo con la isla; por ejemplo, Curazao hasta hoy en día forma parte del Reino de Holanda). Cualquier curazoleño habla por lo menos tres lenguas. Eso es, habla tres lenguas en una misma frase. La cuarta a ciencia cierta aparece en la frase que sigue.
En tal contexto es asombroso que los únicos escritores famosos que conocemos son neerlandófonos; isleños que se dirigen con su arte, en gran parte, hacia el continente europeo. Y más asombroso aún es que esos escritores escriben todos, y sin contar unas expresiones para el color local, en un solo idioma; la viva variedad linguística de Curazao no tiene un equivalente en su literatura.
Pero la palabra existe, y existe la cosa: literatura plurilinguística. En la capital de la isla, Willemstad, parece haber un ambiente artístico con mucha marcha: músicos, pintores, raperos y slameros se reúnen en la esperanza de dar una voz a su país. Bien entendido: una voz polifónica.
Todavía el mundo no se ha enterado de los nombres de esos nuevos artistas caribeños, pero eso no impide que se muevan las cosas, que las palabras se trasladen. El único poeta y cuentero que ha logrado alguna resonancia fuera de las playas de su isla, es Nelson van Breughelinck. Fue el mismo Frank Martinus Arion —que actualmente dedica su tiempo al Curaçao Language Institute, un instituto que pretende difundir y estandarizar el papiamento— que ayudó a Van Breughelinck a publicar su poesía en algunas revistas holandesas. Un logro admirable, visto que los poemas del joven curazoleño brillan en primer lugar por la diversidad de lenguas, dialectos e idiolectos.
Por lo que sepamos, es ésta la primera vez que se publica un texto de Nelson van Breughelinck en papel hispanohablante. Echemos una mirada a su poema sobre Willemstad, Tambe den stad (“También en la ciudad”, título en papiamento).
Ik wandel door de straten als tortuga di laman En de schaduw schuift voorbij als de meest langzame man Awe ta dia domingu Ta un dia di importancia pa ningun hende Ta dia na mi kurason Awel si, na mi kurason I ta kaprichoso e dia domingu.
I’m walking through the streets like a tortuga di laman And my shadow slowly passes by while I don’t move a bit cambio di stad bibo semper I e dia ta un ehempel di tur e dias Cu ta un dia di boso Di tur hende Di tur kos.
Camino por las calles como tortuga di laman/Y la sombra me asombra indicando el camino
I swim Ik wandel Y sé volar Wherever ik wil Tambe den stad Tambe den stad Tambe den kurason.
Las reminiscencias de Fernando Pessoa —“e dia ta un ehempel di tur e dias’”(“el día es un ejemplo de todos los días”) es un verso que pudiera haber inventado el heterónimo Alberto Caeiro— ni siquiera son el aspecto más llamativo de Tambe den stad. Eso es, obviamente, la facilidad con que el poeta salta de una lengua a otra, sin perder el tono o la particularidad de su propia voz.
Van Breughelinck arranca en neerlandés, al que lo siguen el papiamento, el inglés, otra vez el papiamento, el español y termina con los tres idiomas, enfatizando el papiamento. Los tres versos con la palabra papiamenta “tortuga de laman”, muestran las posibilidades del poliglotismo poético: el sentido apenas cambia de un idioma a otro, el ritmo no es igual pero tampoco choca; lo que cambia el verso por completo es la melodía. Eso le da una dinámica al poema que no se alcanza con una sola lengua. Es la fuerza y forzosamente el futuro de la cultura curazoleña.
Y así, un país que a primera vista parece carecer de escritores y de palabras, en realidad dispone de una gran cantidad, de una enorme variedad de verbos, tonos y melodías. Son esas palabras que le dan una múltiple existencia a Curazao.
Foto: Nelson van Breughelinck durante su visita en Holanda. (cortesía de Armada)

sábado, septiembre 25, 2010

Presentan en la librería La Ballena Blanca


Puertas de Galina, de Alberto Hernández

El próximo jueves 30 de septiembre será presentado en Mérida el poemario Puertas de Galina, de  Alberto Hernández (Calabozo, estado Guárico, 1952). La obra, que ha recibido la bienvenida en otras ciudades del país, funda una especie de espacio simbólico, que va más allá de una ciudad llena de sueños y preguntas, pasadizos y desgarraduras. Una suma imágenes reinventadas por este autor, que posee una obra sólida, refrendada en sus poemarios anteriores, entre los cuales destacan: La mofa del musgo (1980), Amazonia (1981), Última instancia (1989), Párpado de insolación (1989), Ojos de afuera (1989), Bestias de superficie (1993), Nortes (1994) e Intentos y el exilio (1996), entre otros.
Puertas de Galina lleva el sello de la editorial caraqueña Memorias de Altagracia, dirigida por  los escritores Israel Centeno y Graciela Bonet. En esta oportunidad el autor será presentado por Gregory Zambrano, escritor y académico de la Universidad de Los Andes. Acerca de este libro ha escrito Eduardo Casanova: “Yo estuve en Galina. Fui a Galina con Alberto Hernández. Conocí sus calles empedradas que se llenan de lodo cuando llueve como suele llover en el Llano. Y vi sus colinas y sus montañas nevadas, pero sobre todo, desde su orilla, admiré el horizonte llanero que se pierde en las nubes”. Hernández es poeta, narrador, periodista y pedagogo, con un postgrado en literatura latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Fue fundador de la revista Umbra. Reside en Maracay, donde dirige el suplemento cultural Contenido, que circula en el diario El Periodiquito.  Es también autor del ensayo Nueva crítica de teatro venezolano (1981), el libro de cuentos Fragmentos de la misma memoria (1994) y el libro de crónicas Valles de Aragua, la comarca visible (1999), entre otros títulos.

La cita es este jueves 30 de septiembre, a las 6:00 pm. En la librería La Ballena Blanca, Av. 3, sector Glorias Patrias.




“El Desnudo”


Una presentación de Ramón Uzcátegui Mendez

El relato literario puede presentarse desde las fracturas de la conciencia y alcanzar un desorden aparente, equilibrado, alterno y en armonía, produciendo una sensación de desencanto coherente.
En el cuento “El Desnudo”, por Simon Horsten, presentado para esta edición, apreciamos una especie de diálogo donde el lector, “un habitante sin nombre”, participa y se sumerge en el juego del lenguaje que sugiere planos ambiguos de la realidad y la fantasía. Morfologías de las palabras que se alteran y se personifican, desdoblamientos del sentido que nos llevan a otras incógnitas donde se nos muestra un desnudo artístico del ser.
Un “Entonces” de naturaleza lingüística y humana se nos presenta hilado al discurso narrativo, pero al mismo tiempo se hace fugitivo de las estructuras sintácticas presentadas por el narrador. Llega a ser un tiempo adverbial sin concluir que sugiere otra construcción, la elaborada en el libre albedrio del lector. Es una especie de rito que conjura otras posibilidades encontradas en el vacío, donde el artista baila con su propia sombra y se deja llevar por su decisión y desencanto, con las aristas de la soledad que lo lleva a un encuentro sin argumentos, solo con la nada y la desnudez apacible del vestido, de la carne, de las venas, del alma, hasta caer preso de su propio desnudo. ”Aquí no queda nada. Apenas permanezco yo. Acaso desvanezco yo”, es una afirmación en un racimo de soledades compartidas con el lector y la palabra que se encarga de impulsarnos  hacia otro punto del devenir; el de nuestra propia óptica.

El Desnudo
Por Simon Horten
Magister en Literatura Occidental
por la Universidad Católica de Lovaina


Y qué sé yo qué ha de ser de mí si nada rima con nada.
Alejandra Pizarnik

Me prometo no decir nada hoy. Me preguntas por qué te lo digo a ti, entonces. Mientras me quito la ropa te lo explico: es mi primera decisión en dos semanas y tengo que compartirla con alguien. Más nada. Mas no hay nadie no veo no siento no persigo a nadie sino a ti. Madura, madura por fin y por favor, me pides con un gesto fatigado y sólo pienso por fin y favor porfinifavor porfinitamente. Me ayudas a desnudarme y tienes frío.
¿Entonces? Entre nosotros dos, o sea tú y yo, entre ambos, pues, siempre oscila la misma pregunta. En efecto, nunca viene nada después del entonces. Es eso lo que me enloquece, la verdad. Empezamos a bailar, tú y yo. Es decir: obviamente no soy yo el que está bailando, eso no es nada para mí, es una antigua decisión. Eres tú, mientras murmuro una canción que no me acuerdo, aunque sí quiero. El frío te agarra y te da vueltas. Entonces...

...nada.

Tres veces te lo digo antes de que te pares me pares bolas. Tienes frío, digo, ponte mi ropa que está calientica. Tantos años, tantas bolas y tanta vida y tan poco que podemos hacer. Tú te pones la ropa, pero calentarte es otra cosa. Tres veces te pones mi ropa y cada vez de otra manera y siempre tienes más frío y pareces más triste que yo y no digo nada porque así me lo prometí. Triste, pero sólo lo piensas.
Invento sentimientos e intento sentirlos. Impresionante, me dices, impresionante aquella cosa, suena como si lo hubieses pensado de verdad. Instintivamente te tocas con el dorso de la mano, tienes piel de gallina. Imitas con la muñeca una gallina que busca gusanos o hierba o lo que sea que buscan las gallinas que imitas con la muñeca. Interrumpes el movimiento para decirme algo que no te sale por el frío.
Responde, pues. Rodea si quieres, pero responde. Ríete o cállate, pero primero dame una respuesta que no sea otro entonces.
Al mirarte bien lo veo porfinidesgracia. Antes tenías buen color. Ahora el frío te lo quitó. A pesar de la ropa que te pusiste. Acabaste con el baile las preguntas las muecas las palabras nunca dichas y las dichas. Amputaste lo mío de ti pero uno de los dos debe perder más. Aquí no queda nada. Apenas permanezco yo. Acaso desvanezco yo.
¿Sabes por qué no he dicho nada? Si quieres saber, pega un grito. Sí quieres.




Imágenes disponibles en versoslibres.blogspot.com